Diplomado Universitario en Medicina de Longevidad
PARADIGMA DE LA NUTRICIÓN
PROTECTORA
Paradigma de una Nutrición Protectora
Por: Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña
Se denomina Paradigma de Nutrición
Protectora o Defensiva a un plan de o patrón de nutrición
para adultos enfocado a mantener, fortalecer y promover la salud y el
funcionamiento físico y mental durante el mayor tiempo posible. Su meta es
evitar y revertir las enfermedades y fomentar el bienestar mediante un consumo
óptimo de nutrientes esenciales, nutrientes accesorios y fitonutrientes.
Ya se toco ampliamente el tema de los
nutrientes esenciales, ahora vamos a describir y a enumerar algunos de los
nutrientes accesorios y de los fitonutrientes.
Fitonutrientes o Fitonutrientes
Además de nutrientes esenciales y
accesorios, los vegetales y las frutas contienen un gran número de compuestos
bioquímicos no nutricios denominados fitoquímicos o fitonutrientes, que también
son referidos por algunos autores como ingredientes bioactivos o nutracéuticos.
Se trata de componentes químicos naturales, biológicamente activos, cuya
función primordial es proteger a sus plantas huéspedes de la invasión de
microorganismos, al mismo tiempo que les confieren color, aroma, sabor y
belleza.
Los
fitoquímicos son metabolitos secundarios que no ejercen una función directa en
las actividades fundamentales de los organismos que los producen como son el
crecimiento o la reproducción, sin embargo, su función protectora es
fundamental para el reino vegetal y hacen que los
alimentos sean más atractivos, apetitosos, nutritivos y saludables.
Lo importante y útil de este asunto, es que
además de proteger a las plantas, los fitoquímicos tienen la capacidad de
proteger también y fortalecer la salud de los mamíferos, incluyendo al
hombre, que los ingieren con sus
alimentos. Los
fitoquímicos han demostrado tener efectos positivos sobre la salud y son
estudiados actualmente por un gran número de científicos.
Hasta ahora, se han identificado en las
plantas más de 4000 sustancias y pigmentos que además de sus hermosos colores,
aromas y sabores, ejercen una función protectora. Tal es el caso de los
flavonoides, carotenoides, antocianinas, esteroles e isoflavonas.
Entre las principales fuentes de
fitoquímicos figuran frutas, verduras, leguminosas, oleaginosas y cereales
enteros, hongos, hierbas y especias. El vino y el chocolate son fuente
apreciable de fitoquímicos.
Algunos
autores llaman a este conjunto de sustancias protectoras: La Farmacia
de La Naturaleza., ya que contribuyen a mejorar la
salud, a prevenir y curar enfermedades y a incrementar la longevidad y la
esperanza de vida activa. Son especialmente útiles para la prevención o el
tratamiento del cáncer y las cardiopatías. (www.ncbi.nih.gov
).
Como
protección contra el cáncer, las sustancias químicas derivadas de los vegetales
eliminan sustancias químicas tóxicas carcinógenas y mutagénicas. Estas acciones
de detoxificación tienen mecanismos superpuestos y complementarios que incluyen
neutralización de radicales libres, inhibición de enzimas que activan
carcinógenos e inducción de enzimas que detoxifican (Lampe, 1997; Steinmetz
y Potter, 1996). Los fitoquímicos al parecer reducen el riesgo de
cardiopatía coronaria al proteger contra la oxidación del colesterol de las
lipoproteínas de baja densidad (LDL), al reducir la síntesis o
absorción de colesterol y al afectar la presión arterial y la coagulación (Un
jardín de fitoquímicos, 1995).
Los
fitoquímicos hacen las veces de agentes bloqueadores o supresores para atenuar
el riesgo de cáncer. Los agentes bloqueadores impiden al carcinógeno activo
promotor de tumores, llegar al tejido diana a través de varios mecanismos o una
combinación de ellos:
1. Mediante
la inducción de actividades de sistemas enzimáticos que detoxifican los
carcinógenos.
2.
Mediante
la captura de carcinógenos reactivos.
3. Bloqueando
los fenómenos celulares necesarios para la generación de tumores.
Los
agentes supresores, cuyas acciones están menos definidas, detienen la
carcinogénesis al actuar en el interior de las células, evitando la expresión
maligna de las que se han expuesto a los agentes carcinógenos. (Wattenberg,
1992).
Una
revisión de 156 estudios relacionados con alimentos reveló que, en 82 % de
éstos el consumo de fruta y verdura reducía el riesgo de cáncer en más de un 50
%. Los investigadores concluyeron que “para la mayor parte de sitios afectados
por cáncer, las personas con escaso consumo de frutas y verduras (por lo menos
el cuarto inferior de la población) experimentan un riesgo de cáncer de
aproximadamente el doble en comparación con los que tienen un alto consumo, aun
después de controlar factores que pueden confundir los resultados” (Block,
1992).
Los
fitoquímicos se agrupan en clases con base en sus funciones protectoras
similares, así como por sus características físicas y químicas individuales.
Algunas de las principales clases de fitoquímicos son los terpenos, los fenoles
y los tioles.
Terpenos
Los terpenos
son una de las clases más extensas de fitonutrientes, se encuentran en una
amplia gama de alimentos vegetales y actúan como antioxidantes poderosos. Los carotenoides
constituyen una subclase de terpenos que se han estudiado ampliamente. Hay más
de 600 carotenoides naturales, los cuales constituyen pigmentos amarillos,
naranja y rojos de las plantas. Entre
los vegetales que contienen más carotenoides están los jitomates, perejil,
naranjas, toronjas y espinacas.
El licopeno,
es carotinoide presente en los jitomates, ha sido reconocido como
uno de los supresores biológicos de oxígeno singleto más eficaces, con un
potencial para destruir radicales libres dos veces mayor que el beta-caroteno.
(DiMasciio et al., 1989). Los investigadores analizaron el efecto
de los alimentos con base en jitomate sobre el cáncer, e informaron que los
varones que consumen 10 o más porciones de estos alimentos ricos en licopeno
por semana, muestran una reducción de 45 % en el riesgo de desarrollo de cáncer
de próstata (Giovanucci et al., 1995).
Los limonoides
o limonenos constituyen otra subclase de terpenos (monoterpenos)
que se hallan en las frutas cítricas como la toronja, la naranja y el limón. Se
les ha identificado como agentes quimoprotectores que inducen a la formación de
enzimas en el sistema hepático de detoxificación enzimática de fases I y II.
Este sistema detoxifica carcinógenos volviéndolos más hidrosolubles para su
excreción (Craig, 1997).
Los fenoles
son fitoquímicos que protegen a las plantas del daño oxidativo; incluyen la
subclase flavonoides, los cuales son pigmentos vegetales azules,
azul rojizo y violeta. Estas sustancias depuran compuestos de radicales libres,
como el anión superóxido y el oxígeno singleto, y secuestran iones de metales.
Uno de los principales flavonoides, la
quercetina, inhibe la oxidación y la citotoxicidad de las lipoproteínas de baja
densidad; se encuentra en alimentos como cebollas moradas y amarillas, berza
común, brócoli, toronjas rojas, manzanas, cereales obscuros. Al depurar
mutágenos activados y carcinógenos, los flavonoides también reducen el riesgo
de cáncer. (Peterson y Dwyer, 1998).
Los flavonoides
fenólicos, contenidos en alimentos como el jugo de toronja y el vino
rojo, disminuyen el riesgo de cardiopatía al actuar como antioxidantes para
proteger el colesterol de las lipoproteínas de baja densidad de la oxidación y
al inhibir la agregación plaquetaria (Craig, 1997). Los ancianos que
participaron en un estudio clínico que implicó el consumo de mayores niveles de
flavonoides de té, cebolla y manzana, tuvieron una menor frecuencia de
cardiopatía coronaria (Hertog et al., 1993).
Los fitoquímicos
presentes en el vino explican en parte por qué, en regiones de Francia donde es
alto el consumo de grasas saturadas, son bajas las tasas de enfermedad
cardiovascular, un fenómeno conocido como la “paradoja francesa”.
Los investigadores que estudian a esta población han observado que los
compuestos fenólicos del vino rojo ejercen un efecto protector sobre el corazón
(Frankel et al., 1993).
Las isoflavonas
constituyen una subclase de fenoles que se encuentran en granos y otras
leguminosas, sobre todo granos y alimentos de soya. Algunas isoflavonas son
fitoestrógenos (también conocidos como fitoesteroles), que
representan versiones débiles no esteroideas de los estrógenos (similares desde
el punto de vista estructural a los estrógenos esteroideos). Funcionan
como estrógenos débiles (agonistas) y como antiestrógenos (antagonistas) (Lampe,
1997). Los fitoestrógenos tienen una amplia gama de efectos
sobre la salud, lo que incluye reducción en el riesgo de cardiopatía isquémica.
El aumento del colesterol plasmático, un factor de riesgo relacionado con las
cardiopatías, declina en grado significativo con un consumo de proteína de soya.
Un metaanálisis de 38 estudios de investigación sobre el efecto de la soya en
los lípidos sanguíneos reveló que, en personas con hipercolesterolemia, el
consumo de 25 a 50 g de proteína de soya disminuye diariamente las
concentraciones de colesterol de lipoproteína de baja densidad en 10 %,
aproximadamente (Anderson et al., 1995). Otros efectos protectores del
corazón que tiene la soya son una mejor elasticidad arterial y protección de
lipoproteínas de baja densidad contra la oxidación (Messina, 1998).
Los
fitoestrógenos de alimentos derivados de la soya actúan como antioxidantes,
bloqueadores de carcinógenos o supresores de tumores, y ejercen una acción
protectora contra los cánceres relacionados con hormonas (p. Ej., el cáncer
mamario) al reducir la fijación del estrógeno en los sitios receptores (Messina
et al., 1994). Los fitoestrógenos son útiles para evitar el cáncer
prostático o sobrevivir al mismo, ya que estos compuestos hacen las veces de
agonistas semejantes al estrógeno, impidiendo que la testosterona acelere el
crecimiento del tumor. En estudios en animales, las isoflavonas de la soya
prolongan el tiempo de aparición de cáncer prostático (Messina, 1998).
Estudios epidemiológicos han demostrado que, en poblaciones den las cuales es
alto el consumo de fitoestrógenos, es menor la frecuencia de cánceres de mama y
de próstata relacionados con hormonas (Adlercreutz, 1995).
Tioles
El tilo es
un fitoquímico que contienen sulfuro (azufre) y que se encuentra
en vegetales crucíferos como brócoli, coliflor, col de Bruselas, berza común y
col. Los vegetales crucíferos contienen subclases de tioles
identificados como indoles, ditioltiones e isotiocianatos.
Estos compuestos organosulfúricos y otros compuestos poco comunes. (American
Dietetic Asosiation, 1995).
Tanto en
estudios de cohorte como de control de casos, algunos investigadores han
observado una relación inversa entre el consumo de brócoli, col y coliflor y el
riesgo de cáncer. La relación entre el mauro consumo de vegetales y el riesgo
de cáncer es más consistente para los cánceres de pulmón, estómago, colon y
recto (Verhoeven et al., 1996).
Los
compuestos organosulfurados también se encuentran en el alium o familia de las
cebollas, lo que incluye al ajo, chalote y poros. Los fitoquímicos en el ajo,
es decir, los sulfuros de alilo, y otros compuestos organosulfurados al parecer
evitan la activación de los carcinógenos. Los sulfuros de alilo desempeñan
varias funciones, por ejemplo:
1.
Aumentan
la producción de transferasa de glutatión S, una enzima de la
fase II del sistema hepático de detoxificación.
2.
Inhiben
la mutagénesis.
3.
Aumentan la actividad de los macrófagos y linfocitos T (Wattenberg,
1985; Warshafsky et al., 1993).
Lignanos
Los
lignanos son fitoquímicos que se encuentran en linazas, salvado de trigo,
harina de centeno, trigo sarraceno, harina de avena y cebada, son objeto de
investigación por sus propiedades anticancerosas y de fitoestrógeno. La fuente
más rica de lignanos es la lianaza, que contiene 75 a 800 veces más lignano que
cualquier otro alimento vegetal. (Serraino y Thompson, 1992). Estos
lignanos vegetales son convertidos a lignanos de mamífero por las bacterias
intestinales y tienen propiedades biológicas que comprenden actividad
antimitótica y antioxidante.
Los
lignanos son fitoestrógenos que ejercen un efecto protector contra cánceres
sensibles a hormonas por virtud de su interferencia en el metabolismo de las
hormonas sexuales. Estudios en animales han revelado que la globulina fijadora
de hormona sexual, que intensifica la depuración de estrógeno en la circulación
sanguínea, experimenta regulación ascendente gracias a los lignanos (Adlercreutz
et al., 1980).
En
resumen, los fitoquímicos presentes en alimentos derivados de plantas funcionan
como antioxidantes poderosos y reguladores del metabolismo que ofrecen
protección contra el desarrollo de enfermedades crónicas que comienzan en la
adultez. Estos alimentos a base de plantas constituyen el núcleo del plan
nutricional a la defensiva qu se enfoca a la prevención de las enfermedades y a
promover el bienestar óptimo durante los años de la adultez.
Entre
algunos de los fitoquímicos más estudiados se encuentran:
1.
Antocianidinas
y proantocianidinas.
Abundan en particular en bayas y uvas. Son una variedad de bioflavonoides,
útiles para prevenir o revertir las enfermedades inflamatorias y las
circulatorias. Contribuyen a la curación o disminución de patologías tales como
artritis, gota, cardiopatías, Alzheimer, varices y muchas otras más.
2.
Bioflavonoides. Son un grupo de pigmentos antioxidantes
y antisépticos. Se encuentran principalmente en los cítricos, los pimientos, y
en menores proporciones en todos los vegetales y frutas, casi siempre
acompañados de vitamina C. Además de su valor como antioxidantes, refuerzan el
efecto de la vitamina C, fortalecen y protegen a los vasos sanguíneos, venas y
arterias y protegen a la glándula suprarrenal y a sus hormonas de la oxidación.
3.
Cumarina. Además de otros, tiene un poderoso
efecto antioxidante. Se encuentra principalmente en la mostaza, el maíz y en
los pimientos amarillos.
4.
Licpoeno. Es otro poderoso antioxidante con
propiedades anticancerosas y protectoras de la próstata. Se encuentra
principalmente en los tomates y en la sandia.
5.
Luteína. Es otro más poderoso antioxidante
que se encuentra presente en frutas y vegetales.
6.
Zeaxantina. Le confiere el maíz su color
amarillo. Se encuentra en la mostaza, pimientos amarillo y yema de huevo. En
menos proporción se encuentra en espinacas, coles, brócoli y chíncharos.
7.
Alicina. En la familia botánica de alium se
encuentran el ajo, cebolla, puerros y cebollines aparte de otros. Aunque el ajo
es rico en varias vitaminas y en germanio, su valor curativo proviene de su
alto contenido de alicina, alixina, disulfato
de alilo y trisulfato de
alilo, compuestos azufrados a los cuales debe su aroma y sus
propiedades terapéuticas, astringentes, antibióticas y desintoxicantes.
8. Gamma orizanol. Es una mezcla
de productos químicos naturales llamados esteroles, que se encuentran en
algunas semillas como la cebada, el arroz y el maíz. Para fines comerciales, se
extrae el aceite de salvado de arroz ya que es el producto en el que más
abunda, es una mezcla de dos moléculas, una denominada alcohol
triterpenyl y otra que es un éster del ácido ferulico,
con diversas funciones biológicas vitales. El ácido gamma de oryzanol
es un potente antioxidante que protege las membranas celulares en los animales
y seres humanos. Actúa sobre el cerebro y el aparato digestivo Ayuda a personas
con gastritis y otros malestares sistema digestivo. En un estudio clínico, el
gamma oryzanol ayudó a disminuir los síntomas gastrointestinales de dolor,
náusea, vomito y otros malestares que se producían después de comer en personas
que sufrían gastritis. Científicos japoneses condujeron varios ensayos,
descubriendo que el gamma oryzanol puede disminuir los trastornos
y síntomas de la menopausia, y también que puede ayudar a reducir el nivel
sanguíneo de colesterol. Además, por su potencial antioxidantes puede proteger
los a las arterias coronarias y al corazón contra el daño de los radicales
libres. El gamma oryzanol es utilizado por algunos atletas
basados en informes que sugieren un efecto importante sobre el crecimiento de
muscular. Se creé aunque no se ha comprobado, que aumenta la producción de
testosterona, hormona de crecimiento y otras hormonas anabólicas que favorecen
el crecimiento muscular.
9. Octacozanol. Es un fitonutriente
muy útil para deportistas y atletas profesionales, baja la presión sanguínea y
disminuye la frecuencia de las pulsaciones durante y después del ejercicio.
- Mejora la captación de oxígeno.
- Aumenta el almacén de glicógeno en el músculo.
- Aumenta la resistencia y vigor, y mejora el
tiempo de reacción.
- Estabiliza la tasa metabólica basal bajo
condiciones de estrés.
- Reduce los niveles de colesterol en sangre.
- Favorece la formación de calcitonina.
Aplicaciones en química
cosmética
- En productos activadores de la piel
(antiarrugas).
- En preparados estimulantes del crecimiento del
cabello.
- En
fórmulas para el cuidado de las uñas.
10.
Sulfurafano. En las plantas crucíferas del
género Brassica como la col, el brócoli y la berza, existen compuestos
sulfurados conocidos como glucosinolatos. Por ejemplo los sulfurafanos
y sus derivados como los isotiocianatos y glucosinolatos
endólicos que tienen propiedades metabólicas y terapéuticas
anticancerosas muy importantes. Estos compuestos participan en el hígado en el
sistema de detoxificación al inducir enzimas del sistema de oxidasas mixtas que
facilitan la eliminación o inactivación de sustancias tóxicas y/o
carcinogénicas. Particularmente, el sulfurafano induce a la
quinona reductasa, una importante enzima de la llamada Fase I del metabolismo
hepático; otros son capaces de actuar en la Fase Ii en los procesos de
conjugación al inducir la acción de enzimas como la glutation-s-transferasa.
Lista
de algunos de los fitoquímicos más conocidos y utilizados:
·
Compuestos
de alium (ajo).
·
Antocianidinas.
·
Bioflavonoides.
·
Capsaicina
(chile).
·
Carotenoides.
·
Clorofila.
·
Cumarinas.
·
Curcumina.
·
Genisteína.
·
Indoles.
·
Isotiocianatos.
·
Lentinanos.
·
Lignanos.
·
Fenoles.
·
Fitoestrógenos.
·
Esteroles.
·
Saponinas.
·
Sulfurafano.
Se ha confirmado que algunas de estas
sustancias actúan facilitando la eliminación, la desintoxicación de
cancerígenos presentes en el organismo y modulando al acción de ciertas
enzimas. Otras actúan como antioxidantes neutralizando los radicales libres y
fortaleciendo el sistema inmune. Existe así, una evidencia científica que relaciona un alto consumo de
frutas y verduras con un menor riesgo de padecer una amplia gama de
enfermedades como ciertos tipos de cáncer, siendo los responsables de esta
protección: los fitoquímicos.
PROTECCIÓN DE LA INTEGRIDAD INTESTINAL
Los alimentos derivados de plantas también
funcionan en el paradigma de la nutrición defensiva al apoyar la integridad
intestinal. Esta se relaciona con la función singular del intestino de actuar
tanto como conducto para nutrimentos hacia la circulación general, como barrera
contra toxinas de diversos orígenes incluidas las exotoxinas, drogas y
sustancias químicas, y las endotoxinas, como los residuos bacterianos, los
antígenos de alimentos (proteínas extrañas), y los productos de degradación del
metabolismo. Cuando se altera la integridad intestinal, se modifica la
permeabilidad del intestino y se menoscaba la capacidad de éste para hacer las
veces de una barrera contra antígenos u otros microorganismos patógenos. Los
factores que influyen en la integridad intestinal son las poblaciones
bacterianas en el intestino y la salud de la salud de la mucosa intestinal,
factores ambos que están sujetos a la influencia de nutrición (O´Dwyer,
1988).
Ecología Intestinal
Bacteriana
La microflora
intestinal, estimada en 100 billones de bacterias, está constituida por
centenares de diferentes especies de microbiota que ejercen un impacto
importante en la salud humana (Gbson y Roberfroid, 1995). El intestino
grueso alberga la más extensa población de microorganismos, con más de 500
especies diferentes; 35 a 50 % del contenido del colon humano está compuesto
por bacterias. Existen en el intestino bacterias que son patógenas (p. Ej., Escherichia
coli hemolítica, Clostridium perfringens, Campylobacter
y Listeria) y también otras benéficas (p. Ej., bifidobacterias,
Lactobacillus, y E. Coli de cepa no patógena). En
un intestino con funcionamiento óptimo, hay un equilibrio entre estas dos
poblaciones.
La microflora
bacteriana gastrointestinal sana funciona:
- Constituyendo una barrera contra
microorganismos invasores, al
mejorar los mecanismos de defensa del huésped contra los patógenos.
- Fortaleciendo la inmunidad intestinal
al adherirse ala mucosa intestinal y estimular las respuestas inmunitarias
locales.
- Contribuyendo a digerir alimentos y a
producir determinadas vitaminas como las del complejo B y la K. (Salminen
et al.1995).
En el cuadro
siguiente se presentan algunas de las propiedades, funciones y efectos de la
microflora intestinal sobre el huésped.
Al desequilibrio de
la microflora intestinal que produce efectos dañinos se le denomina disbiosis,
un término divulgado a finales del siglo xix en Europa (Galland y Barrie,
1995). Apenas comienza a explorarse la vinculación entre la disbiosis y la
patogénesis de algunas enfermedades. Por ejemplo, la Environmental
Protection Agency de Estados Unidos estudió la función que desempeñan
las bacterias gastrointestinales en el desarrollo del cáncer. Los
investigadores encontraron que los agentes potencialmente carcinógenos
(pigmentos de alimentos, aflatoxinas, pesticidas, nitratos) y los agentes carcinógenos
presentes en sustancias no alimenticias (tabacos que no forman humo,
medicamentos de prescripción) eran bioactivados por sistemas enzimáticos en las
bacterias intestinales Estas bioactivaciones, que pueden origina cáncer, se
favorecen con mayor intensidad en los sistemas gastrointestinales que presentan
un desequilibrio en su flora (Chadwick et al., 1992).
Apoyo nutricional para una
microflora beneficiosa
La microflora
saludable se favorece mediante dos compuestos: prebióticos y probióticos. Los
prebióticos son productos alimenticios no digeribles que estimulan el
crecimiento de especies bacterianas simbióticas, ya presentes en el colon, que
mejoraran la salud del huésped. Los probióticos se definen como alimentos o
complementos alimenticios microbianos que se pueden utilizar para modificar o
mejorar el equilibrio bacteriano intestinal y favorecer la salud del huésped (Gibson
y Roberfroid, 1995).
Los prebióticos
comprenden alimentos que contienen sustraeos que nutren a la microflora
intestinal benéfica. Son estos sustratos la fibra alimentaria y los fructooligosacáridos
(FOS). Estos últimos constituyen azúcares simples de
cadena corte (neoazúcares) con una longitud de tres a 10 unidades de azúcar; de
las cuales por lo menos dos son fructosa. Se dividen en tres categorías de
acuerdo con el número de unidades de fructosa que contienen. Los azúcares de
los fructooligosacáridos están vinculados entre si por enlaces no digeribles
que no pueden ser hidrolizados por las enzimas del intestino delgado, de manera
que los carbohidratos pasan sin digerirse hacia el intestino grueso. Las
fuentes alimentarias de éstos son la miel, cerveza, cebolla, raíz de bardana,
espárrago, centeno, alcachofa, centeno, alcachofa de Jerusalén, plátano, azúcar
de arce (maple), avena y cebollinos chinos (Levin, 1994).
Está demostrado que
los fructooligosacáridos estimulan selectivamente el crecimiento de bacterias
benéficas, incluidas las bifidobacterias y Lactobacillus, lo que resulta en la
reducción de bacterias patógenas, como la Salmonella y la Clostridia,
en el tubo digestivo. Otro estudio reveló que el incremento de estos
neoazúcares produce un aumento en las bifidobacterias y una disminución en la
actividad de la glucoronidasa beta, enzima que convierte
procarcinógenos en carcinógenos en el intestino (Buddington et al., 1996).
Los componentes de la fibra alimentaria, entre los que se incluye la pectina,
hemicelulosa e inulina, un carbohidrato de reserva que se encuentra en las
achicorias, cebollas, espárragos y alcachofas, también funcionan como
prebióticos y estimulan la producción de ácidos grasos de cadena corta.
Un segundo método
para apoya la integridad intestinal es la restitución directa de la población
del medio intestinal con probióticos, es decir, microorganismos y sustancias
que contribuyen al equilibrio microbiano intestinal. Las formas más comunes de
probióticos son los lactobacillus y las bifidobacterias,
las cuales refuerzan la salud intestinal inhibiendo el desarrollo excesivo de
bacterias tóxicas. Al competir por los sitios de adhesión y nutrimentos, estas
bacterias benéficas inhiben la proliferación de microorganismos patógenos.
Estos microorganismos también producen
ácidos orgánicos que reducen el pH intestinal y retardan el crecimiento de
bacterias patógenas sensibles a la acidez. A un pH óptimo, los ácidos orgánicos
generados por las bacterias intestinales, bloquean el transporte de sus
sustancias de crecimiento necesarias, acidifican los interiores celulares y
ejercen otras influencias inhibitorias sobre su crecimiento (Schauss, 1990).
Los productos
lácteos y fermentados, como los yogures con cultivos vivos, el kefir y los
preparados de probióticos comerciales, contienen lactobacillus, bifidobacterias
y otras especies de bacterias benéficas.
Otras variantes de alimentos fermentados, como chucrata, miso y tempeh, también
se cultivan con sepas de lactobacillus. Sin embargo, es muy
variable la potencia y el número de microorganismos viables en los productos
probióticos comerciales. Un análisis de la concentración y viabilidad de las
bacterias L. Acidophilus de 11 productos
comerciales demostró que sólo dos de los productos contenían realmente a los
microorganismos. (Hughes
et al., 1990).
Mucosa Intestinal
La integridad
intestinal está vinculada no sólo con un equilibrio bacteria, sino también con
una nutrición sana de los enterocitos y colonocitos, es decir, con las células
de la mucosa intestinal.
Una de las
principales funciones de la mucosa intestinal es su actividad de barrera, que
impide a las moléculas o microorganismos antigénicos o patógenos entrar al
interior del organismo.
La mucosa
gastrointestinal consiste en células epiteliales muy apiñadas, delgadas y
semipermeables, con uniones apretadas entre célula y célula. Cuando se destruye
la mucosa, sobreviene una alteración en la permeabilidad intestinal, y las
bacterias intestinales, los alimentos no digeridos o las toxinas se transfieren
a través de esta barrera.
Para mantener la
integridad de la mucosa intestinal es necesario nutrir adecuadamente a sus
células. Los ácidos grasos de cadena corte (butirato, acetato
y propionato) son la principal fuente de energía para estas
células. La fuente indirecta de estos combustibles incluye a diversas fibras
alimentarias sobre todo a la fibra soluble. En el colon, las bacterias
benéficas metabolizan parte de estas fibras y las convierten en ácidos graos de
cadena corta.
El empleo de
antibióticos orales deteriora la flora intestinal, lo que hace necesario
restaurarla.
De suma importancia
para la integridad de la mucosa intestinal es la suficiente y equilibrada
ingesta de ácidos grasos esenciales, de los cuales ya hablamos.
LINEAMIENTOS PARA EL
PARADIGMA DE LA NUTRICIÓN PROTECTORA
-
Consumo de cinco a nueve porciones
de frutas y verduras cada día.
-
Consumo equilibrado de ácidos
grasos esenciales omega 3 y omega 6 de configuración cis.
-
Consumo de alimentos ricos en
fibras alimentarias.
-
Suprimir o limitar el consumo de
carbohidratos refinados, grasas industrializadas y alimentos fritos.
-
Complementación de vitaminas,
minerales, nutrientes accesorios y nutracéuticos.
Conclusiones y principios fundamentales
- Individualidad bioquímica. La nutriterapia deben basarse en las necesidades individuales
determinadas por la herencia genética, antecedentes de consumo durante un
lapso de tiempo de alimentos industrializados y contaminados, edad,
condición fisiológica, carga de estrés, actividad física y calidad del
medio ambiente.
- Dieta saludable. La dieta debe forzosamente modificarse, suprimiendo por completo
las bebidas y los alimentos industrializados, refinados y contaminados. Si
no se modifica la dieta, el resultado de consumir complementos
alimenticios será muy pobre.
- Sinergia.
El todo es mejor que las partes. Un nutriente administrado solo, puede
elevar el requerimiento de los otros micronutrientes y agudizar los
efectos de su insuficiencia, puesto que su acción requiere de la presencia
de los demás. Los mejores complementos alimenticios son los que combinan
una variedad completa de micronutrientes, nutrientes accesorios y
fitoquímicos, pues estos funcionan sinérgicamente.
- Aproximadamente un 25 % de personas se
puede beneficiarse de complementos comerciales como Centrum
y Pharmaton que contienen dosis de micronutrientes que
cubren solo las recomendaciones mínimas.
- Aproximadamente 50 % de la gente, se
beneficia solo con complementos con dosis moderadamente altas de
micronutrimentos.
- El aproximadamente 25 % restante solo
puede beneficiarse con dosis muy por encima de las recomendaciones
oficiales y de las cantidades de micronutrimentos que tienen en promedio
los complementos alimenticios. Necesitan dosis ortomoleculares de
nutrientes (megadosis).
- Aunque la proporción de macronutrientes
está a discusión, nosotros adoptamos las recomendaciones del Dr. Barry
Sears. 40-30-30.
© 2015 Copyright.
Miguel Leopoldo
Alvarado Saldaña, N.D.
Seattle-México.
Biogenesis Institute
LLC, of Seattle Washington.
Domicilio:
12556 15th Ave NE # 102, Seattle Washington, 98125, USA.
Teléfono:
206-418-1100.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña.
Doctor en Naturopatía y Nutricionista.
Seattle Washington.
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