Microbioma: su impacto en la salud física y
mental (Parte 3)
Influencia
del microbioma en el intestino, en el sistema inmunitario, neuroendócrino, en
el cerebro y en la longevidad
Microbioma
y trastornos mentales
Por:
Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña
Microbioma
y trastornos mentales
Mientras el mundo moderno se hunde en una
epidemia de padecimientos neurológicos y mentales crónicos, investigaciones
científicas de vanguardia realizadas en instituciones de prestigio de todo el
mundo, han estado revelando que en gran medida la salud del cerebro y su
contraparte le enfermedad neurológica, están determinadas por lo que ocurre en
nuestro tracto digestivo. Las más recientes investigaciones han confirmado que
lo que ocurre en nuestro intestino determinará nuestro riesgo de padecer una
serie de trastornos neurológicos y mentales.
Durante las últimas décadas se ha
disparado en personas cada vez más jóvenes, incluso niños una creciente
epidemia de enfermedades neurológicas como Parkinson, autismo, Alzheimer,
trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), migrañas,
esclerosis múltiple (EM), demencia senil, esquizofrenia, bipolaridad; así como
trastornos del estado de ánimo, como ansiedad, angustia, depresión, paranoia,
nerviosismo y agresividad.
En las 10 naciones occidentales más ricas
del mundo, la muerte por trastornos neurológicos (en gran medida por demencia)
ha aumentado de manera importante durante las últimas 2 décadas. Un trabajo de
investigación mostró que desde 1979, las muertes causadas por trastornos
neurológicos, se incrementaron en un 66 % en hombres y 92 % en mujeres. Según
palabras del autor de este estudio: “Estas estadísticas reflejan una realidad
por la que debemos reconocer que existe una epidemia claramente influida por
los cambios ambientales y sociales”.
Los trastornos del estado de ánimo y de
ansiedad, los cuales pueden ser igual de incapacitantes que otros trastornos
neurológicos, afectan a uno de cada cuatro adultos estadounidenses, más de un
26 % de la población padece algún problema mental diagnosticable.
Los trastornos de ansiedad afectan a más
de 40 millones de personas tan solo en Estados Unidos y cerca de un 10 % de la
población adulta de este país, padece algún trastorno del estado de ánimo. La
depresión que afecta a una de cada 10 personas es en este momento una de las
principales causas incapacitantes en todo el mundo y se diagnostican cada vez
con mayor frecuencia.
Para el tratamiento de estos
padecimientos, se prescriben medicamentos como la fluoxetina, la sertralina,
escitalopram y otros, que solo sirven para tratar algunos síntomas y no las
causas, las cuales suelen pasarse por alto.
Microbioma,
intestino, cerebro, trastornos mentales, calidad y periodo de vida
En promedio, la gente que sufre
trastornos mentales serios tales como trastorno bipolar y esquizofrenia, además
de disminuir drásticamente su calidad de vida, viven 25 años menos que el resto
de la población en general.
Actualmente, los investigadores y los
profesionales de la salud no están entrenados para reconocer la influencia que
el tracto digestivo ejerce sobre lo que ocurre en el cerebro. Por lo general se
cree que “lo que ocurre en el intestino, se queda en el intestino”, postura
desvinculada de los hallazgos científicos actuales.
Sin embardo, como producto de numerosas
investigaciones se sabe actualmente, que el sistema digestivo se encuentra
íntimamente conectado con el cerebro y que quizás el aspecto más importante que
vincula los intestinos con el bienestar en general y con la salud mental, es la
flora intestinal, esa biomasa de microorganismos que viven adentro de nosotros,
especialmente las bacterias.
Psicobióticos
Se ha denominado
psicobióticos a las bacterias que han mostrado el potencial para mejorar la
salud mental. Se ha demostrado que algunos microorganismos pueden utilizrse
para tratar diferentes trastornos mentales. Pero los científicos advierten que
esta es una área de estudio aun muy incipiente, porque escasean ensayos con
humanos, por lo que es recomendable continuar investigado.
Ahora se sabe ahora que tener un
microbioma disfuncional (o disbiosis), podría ser la causa de padecer desde
jaquecas, ansiedad e incapacidad para concentrarnos mentalmente, hasta algunos
padecimientos graves; y por otra parte, aunque muchos aspectos y factores
afectan a nuestro microbioma y como consecuencia a nuestro cerebro, el más
importante es nutrir adecuadamente a nuestro microbioma, para que sea saludable
y tener por lo tanto una buena salud mental.
En este momento, se cuenta con
importantes experiencias con las que se han obtenido mejorías significativas
con modificaciones alimenticias, así como con diversas técnicas enfocadas a
restablecer las salud del microbioma, especialmente la restauración de la flora
intestinal.
Entre los trastornos en los que se ha
podido lograr mejorías con una restauración del microbioma se encuentran los
siguientes:
· TDAH: Déficit
de Atención e Hiperactividad
· Asma
· Autismo
· Alergias e intolerancias a diversos alimentos
· Fatiga crónica
· Trastornos del estado de animo, incluyendo depresión y ansiedad
· Diabetes y adicción a los carbohidratos
· Sobre peso y obesidad, así como dificultades para bajar de peso
· Déficit de memoria
· Déficit de concentración mental
· Resfriados, gripes e infecciones frecuentes
· Trastornos intestinales incluyendo celiaquía síndrome de intestino
irritable, enfermedad de Crohn
· Estreñimiento crónico o diarrea
· Insomnio
· Inflamación de las articulaciones y artritis dolorosa
· Hipertensión
· Ateroesclerosis y Arteriosclerosis
· Candidiasis e infecciones por otras levaduras
· Trastornos de la piel como acné y eccema
· Mal aliento, enfermedad periodontal y problemas dentales
· Síndrome de Torete
· Trastornos menstruales y menopaúsicos intensos
· Y otros…
Somos
lo que comemos
Hoy en día sabemos que cualquier persona
tiene la capacidad de mejorar su salud mediante una dieta saludable. Lo
novedoso, es lo que solo recientemente empezamos a conocer y a entender: La
salud depende de una manera importante del estado de ese conjunto de microbios
que habitan en nosotros (del microbioma) y en especial de los pobladores de
nuestro sistema digestivo y a su vez, el estado del microbioma y de la
microbiota depende de diversos factores, pero principalmente de lo que comemos.
Así es que de tal manera, cualquier persona puede cambiar el estado de su
microbioma con elecciones alimenticias adecuadas, utilizando la información
actualmente disponible.
Recientemente el Dr. Elessio Fasano,
profesor de la facultad de Medicina de Harvard y jefe de la División de
Gastroenterología Pediátrica y Nutrición del Hospital General de Massachusetts,
reconocido líder de opinión en el campo de la ciencia del microbioma afirmó que
sin lugar a dudas “el factor más significativo en relación a la salud y la
diversidad del microbioma es la alimentación. Aquello que diariamente nos
llevamos a la boca, representa el mayor desafío ambiental para nuestro genoma y
para nuestro microbioma”. La noción de que “la comida importa” es fundamental.
Microbioma,
inflamación, radicales libres y degeneración cerebral
Los mecanismos clave en la degeneración
cerebral son la inflamación crónica y la acción de los radicales libres, estos
últimos derivados de la inflamación, pero estos dos mecanismos son fuertemente
influidos por la salud intestinal, en especial por el microbioma. De hecho, la
flora intestinal, tiene mucho que ver con la inflamación y con la capacidad
para combatir a los radicales libres.
La inflamación crónica y el daño causado
por los radicales libres, son dos mecanismo patológicos considerados como
centrales en el campo de la neurociencia actual, sin embargo, no existe ningún
protocolo farmacéutico capaz de igualar los beneficios de un régimen
alimenticio enfocado en mejorar las bacterias intestinales.
Por fortuna, afirma el Dr. David
Perlmutter, “la comunidad de microbios del intestino, es maravillosamente capaz
de rehabilitarse” y añade: cambiar el ecosistema interno de nuestro cuerpo para
fomentar el tipo de microbios adecuados puede ayudarnos a cuidar apropiadamente
de nuestro cerebro. Este régimen altamente práctico y efectivo, incluye seis
elementos esenciales: prebióticos, probióticos, alimentos fermentados,
alimentos bajos en carbohidratos, alimentos libres de gluten y grasas
saludables.
Bacterias
Los microorganismos denominados
bacterias, pueden sobrevivir en diversas condiciones, algunas muy adversas,
unas a temperaturas que harían hervir la sangre, otras a temperaturas gélidas,
otras más son capaces de soportar niveles de radiaciones que matarían a muchos
seres vivos. Su alimento puede ser cualquier cosa, pueden alimentarse de azúcar,
de almidón, de luz solar, de azufre o de otras sustancias. Las bacterias fueron
las formas de vida que poblaron por primera vez la tierra y es posible que sean
las últimas en desaparecer, porque ningún ser vivo puede existir sin ellas.
Por otra parte, algunas bacterias pueden
ser nocivas y causar enfermedades, incluso la muerte; pero otras pueden ayudar
a nuestro cuerpo realizar nuestros latidos cardiacos, las exhalaciones, las
conexiones neuronales y en si a mantener la vida. Muchas bacterias no solo
coexisten con nosotros revistiendo nuestro interior y nuestro exterior, sino
que ayudan a nuestro cuerpo a realizar una cantidad inimaginable de funciones
necesarias para la supervivencia.
Microbios
intestinales
Los expertos estiman que por lo menos
unas 10 mil especies distintas de microbios habitan en los intestinos humanos,
aunque algunos afirman que esa cifra puede superar las 35 mil especies. Y como
ya dijimos, la mayoría de estas especies microbianas son bacterias, aunque en
una mucho menor proporción coexisten en esa masa de microbios diversas
levaduras, virus, protozoarios y parásitos. Las bacterias sin embargo, son las
principales implicadas en participar y colaborar con las funciones digestivas,
metabólicas, inmunológicas, defensivas y sobre todo neurológicas.
En conjunto, las bacterias contenidas en
los intestinos pesan entre 1.3 y 1.8 kilogramos, más o menos el mismo peso de
nuestro cerebro, y de hecho, las bacterias representan la mitad del peso del
contenido que se desecha en la heces fecales.
Aunque todo profesional de la salud sabe
todo acerca del proceso digestivo y de asimilación, poco se sabia hasta ahora
del autentico valor del ecosistema que vive en nuestro tracto digestivo y que
básicamente dirige todos los sistemas corporales, como tampoco se sabia del
impacto que el ADN de las bacterias intestinales tiene sobre la salud. Siendo
así que nuestro microbioma ejerce una función tan vial e importante para la
salud como el corazón, los pulmones, el hígado y el cerebro.
Los hallazgos científicos recientes
muestran que la flora intestinal realiza las siguientes funciones:
- Colabora en la digestión y la absorción
de los nutrientes.
- Crea una barrera física contra
potenciales invasores como bacterias, virus y parásitos patógenos. Algunas
especies de bacterias tienen filamentos que parecen cabello y que ayudan a
moverse; pero más aun, se ha demostrado que los flagelos de las bacterias pueden
frenar el avance de un letal rotavirus estomacal.
- Actúa como máquina desintoxicante. Los
microbios intestinales intervienen en la prevención de infecciones y fungen
como línea de defensa frente a muchas toxinas que logran llegar a los
intestinos. De hecho, dado que la flora intestinal neutraliza una buena parte
de las toxinas presentes en los alimentos, podría considerarse como un segundo
hígado.
- Influye enormemente en la respuesta del
sistema inmune. Contrario a lo que podría pensarse, los intestinos son el
órgano más grande del sistema inmune. Así mismo, las bacterias educan y apoyan
al sistema inmune al controlar ciertas células inmunitarias y prevenir la
autoinmunidad.
- Producen y liberan enzimas y sustancias
importantes que intervienen en los procesos biológicos, así como sustancias
químicas benéficas para el cerebro incluyendo vitaminas y neurotransmisores.
- Ayuda a manejar el estrés gracias al
efecto que tiene la flora intestinal en el sistema endócrino.
- Incluyen en la calidad y cantidad del
sueño y del descanso.
- Ayuda a controlar las respuestas
inflamatoria del cuerpo, las cuales a su vez, intervienen en el riesgo de
desarrollar casi cualquier enfermedad crónicodegenarativa.
- Interviene en el riesgo de desarrollar
trastornos cerebrales, enfermedades mentales, cáncer de mama, asma, alergias
alimenticias, trastornos metabólicos como diabetes y obesidad, enfermedades
autoinmunes, y muchos otros diversos problemas de salud.
Algunas bacterias son residentes más o
menos permanentes, formando colonias de larga duración. Pero aunque otras solo
están de paso, también producen efectos benéficos e importantes en la salud. Las bacterias
pasajeras viajan por el tracto digestivo y dependiendo de su especie y
características únicas, influyen de diversas maneras en la salud general del
cuerpo. Sin embargo, en lugar de asentarse de forma permanente, establecen
colonias pequeñas de corta duración, antes de ser excretadas o morir. Durante
esa breve residencia en el intestino realizan un gran número de tareas
necesarias, y algunas de las sustancias que secretan son fundamentales para la
salud y el bienestar de las bacterias permanentes y a su vez, de la nuestra.
Intestino,
microbioma y nervio vago
Los investigadores recientemente han
empezado a descubrir y a entender la relación directa, proporcional y
bidireccional existente entre el intestino y el cerebro. Así como el cerebro
envía señales que producen sensaciones en el intestino, el tracto digestivo
puede trasmitir su estado de tranquilidad o de alarma a través del sistema
nervioso al cerebro.
El nervio vago (el más largo de los 12
nervios craneales) es el canal primario de trasmisión de información entre los
cientos de millones de neuronas del sistema nervioso entérico (que controla el
aparato digestivo) y el sistema nervioso central. También conocido como el
decimo nervio craneal, el nervio vago se extiende desde el bulbo raquídeo hasta
el abdomen y dirige diversos procesos corporales que no controlamos de manera
consciente, tales como el mantenimiento del ritmo cardiaco y la digestión. Pues
ahora se sabe que las bacterias que habitan en el intestino afectan
directamente el estimulo y funcionamiento de las células que componen el nervio
vago. De hecho, algunos microorganismos intestinales pueden liberar ciertos
mensajes químicos (al igual que las neuronas) los cuales se comunican con el
cerebro en sus propios términos a través del nervio vago.
Un
segundo cerebro
Cuando pensamos en el sistema nervioso,
es probable que imaginemos al cerebro y a la médula espinal, pero es más que únicamente
el sistema nervioso central. Es necesario tomar en cuenta el sistema nervioso
entérico, el cual es intrínseco al tracto gastrointestinal. Los sistemas
nerviosos central y entérico fueron creados a partir del mismo tejido durante
el desarrollo embrionario y se encuentran íntimamente conectados a través del
nervio vago por el sistema digestivo. De hecho, las neuronas presentes en el
sistema digestivo son tan numerosas que muchos científicos empiezan a referirse
a ellas como “un segundo cerebro”.
Modificaciones
alimenticias para la depresión
Este segundo cerebro, no solo controla y
regula los músculos, las células inmunes y las hormonas, sino que también
produce una sustancia sumamente importante, la serotonina. Sorprende ahora
saber que entre el 80 y 90 % de toda la serotonina del cuerpo, es producida por
las neuronas intestinales. De hecho, el cerebro intestinal produce más
serotonina que el cerebro que tenemos en el cráneo. Muchos neurólogos y
psiquiatras empiezan a darse cuenta de que quizá esta es una razón por la cual
los antidepresivos son menos eficaces para tratar la depresión, que las
modificaciones alimenticias.
Investigaciones recientes revelan que
nuestro segundo cerebro intestinal es capaz de actuar de forma independiente
del cerebro craneal y controlar muchas funciones sin ayuda de este último.
Sistema
Inmune e inflamación
Aunque otros órganos y sistemas
intervienen, es el sistema inmune es el que controla principalmente la
inflamación, sin embargo el microbioma regula y guía el sistema inmune y por lo
tanto interviene también en la inflamación.
El tracto digestivo cuenta con su propio
sistema inmune, denominado “tejido linfoide asociado al intestino” el cual
representa entre un 70 y 80 % de todo el sistema inmune del cuerpo humano. Esto
dice mucho de la importancia y vulnerabilidad de los intestinos. Si lo que
ocurre en ellos no fuera tan importante y fundamental para la vida, la mayor
parte del sistema inmune no tendría que estar ahí para protegerlo. La razón por
la cual la mayor parte del sistema inmune esta desplegado en los intestinos, es
sencilla: la pared intestinal es la frontera con el mundo exterior. Además de
la piel, es ahí en donde el cuerpo tiene mayor probabilidad de encontrar
materiales y organismos extraños y potencialmente letales.
Además, el sistema inmune del intestino
se encuentra en constante comunicación con el resto de las células del sistema
inmunológico de todo el cuerpo. Si halla alguna sustancia problemática en los
intestinos, alerta al resto del sistema inmune del cuerpo.
Importancia
de la pared intestinal
Una clave fundamental de la inmunidad es
la importancia de conservar la integridad de la delicada pared intestinal, la
cual tiene apenas una célula de grosor. Debe permanecer intacta mientras actúa
como conductora de señales entre las bacterias intestinales y las células
inmunitarias que se encuentran del otro lado. Las células del sistema inmune,
reciben señales enviadas por las bacterias intestinales, las cuales vienen
siendo la primera línea de defensa del cuerpo. A su vez, las bacterias
intestinales ayudan a que el sistema inmune se mantenga en alerta, aunque no en
estado permanente de defensa absoluta, pues lo monitorean y lo van “educando”.
Esto permite que el sistema inmune intestinal, no reacciones de forma
inapropiada a ciertos alimentos y desencadene respuestas autoinmunes.
Nutriología Ortomolecular: Ciencia
de los micronutrientes.
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Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña
Seattle, Washington, USA