miércoles, 18 de diciembre de 2019

¡Bájale al azúcar!... ¡O mejor aún, deja el azúcar!


¡Si quieres prevenir enfermedades crónicodegenerativas: Bájale al azúcar!... ¡O mejor aún, deja el azúcar!

¿Cuál es la recomendación diaria de consumo de azúcar?... La OMS recomienda que la ingesta de azúcar sea menor a un 10% de la ingesta calórica total. No obstante, advierte que para obtener mayores beneficios para la salud hay que limitar su consumo a menos de 5% de la energía total diaria. Así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los adultos con un índice de masa corporal normal reducir el consumo de azúcar al 5 por ciento de la ingesta calórica diaria, lo que equivale a unos 25 gramos al día (5 a 6 cucharadas cafeteras). Sin embargo, desde mi punto de vista, el cual coincide con innumerables expertos en el tema, esa recomendación que desde luego favorece a la industria alimentaria, es rotundamente equivocada, pues aunque esto ya se sabe desde hace muchos años, cientos de estudios recientes han demostrado que cualquier cantidad de azúcar que se consuma, es altamente nociva para la salud. Por lo tanto mi recomendación ideal de consumo de azúcar es = 0. Se necesita suprimir 100 % el consumo de azúcar blanca (sacarosa obtenida de la caña o de la remolacha) para vivir sano. Más adelante abordare este tema en una mayor amplitud.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Restricción de hidratos de carbono como primera estrategia en la diabetes


Restricción de hidratos de carbono como primera estrategia en la diabetes

Las dietas bajas en HC mejoran la diabetes y el síndrome metabólico, sin efectos colaterales.

Resumen
En este artículo se presentan 12 puntos de evidencia que avalan el empleo de dietas bajas en HC como primera estrategia para tratar la diabetes tipo 2 y como el auxiliar más eficaz de la farmacología en la diabetes tipo 1.

En los pacientes con diabetes tipo 2 con dietas restringidas en HC s posible reducir y con frecuencia eliminar la medicación.


Los pacientes con diabetes tipo 1 en general necesitan menos insulina.

La restricción de HC en la alimentación es el método más eficaz para disminuir los triglicéridos plasmáticos y aumentar las lipoproteínas de alta densidad.



Introducción
La disminución de los hidratos de carbono (HC) de la alimentación como tratamiento para la diabetes fue el enfoque terapéutico preferido antes y, en gran medida, después del descubrimiento de la insulina. El fundamento fue que tanto la diabetes tipo 1 como la diabetes tipo 2 representan alteraciones del metabolismo de los HC. Dos factores probablemente contribuyeron a los cambios en este enfoque tradicional.

La predominancia del paradigma de grasas bajas en la alimentación significó que la grasa que reemplazaría a los HC que se eliminaban ahora se percibía como una amenaza mayor –si bien a largo plazo- que el beneficio inmediato de la disminución de la glucemia. Asimismo, el descubrimiento de la insulina quizás ocasionó que la diabetes –al menos la tipo 1- se considerara como una enfermedad por deficiencia hormonal donde la insulina (o los fármacos más recientes) era lo importante y la alimentación era secundaria.

Sin embargo, se demostró que las dietas bajas en HC siguen siendo eficaces, con poco riesgo y buen cumplimiento terapéutico. Al mismo tiempo, el fracaso del paradigma de grasas bajas, que no cumplió con las expectativas, junto con los continuos informes de los efectos colaterales de diferentes fármacos, indican la necesidad de volver a evaluar la importancia de disminuir los HC.
En este artículo se presentan 12 puntos de evidencia que avalan el empleo de dietas bajas en HC como primera estrategia para tratar la diabetes tipo 2 y como el auxiliar más eficaz de la farmacología en la diabetes tipo 1. El objetivo de los puntos es servir como base para una mejor comunicación sobre el tema entre los investigadores, los médicos y las organizaciones que crean las recomendaciones sobre la alimentación.

Definiciones
Tabla 1

Definiciones sugeridas para las diferentes formas de dietas bajas en HC*
_______________________________________________________________

Dieta cetógena muy baja en HC (DCMBHC)
•    HC 20-50 g/día o <10% de la dieta de 2000 kcal/día, se produzca o no cetosis. Derivada de las cifras de HC necesarias para inducir cetosis en la mayoría de las personas.

•    Recomendada como fase de inducción de dietas populares, como la de Atkins.
Dieta baja en HC: <130 g/día o <26% de calorías totales

•    La definición de la ADA de 130 g/día como el mínimo recomendado.
Dieta moderada en HC: 26%- 45%

•    Límite superior, consumo aproximado de HC antes de la epidemia de obesidad (43%).
Dieta alta en HC:>45%

•    Valor recomendado en los sitios web de la ADA.

•    Las recomendaciones dietéticas de 2010 Dietary Guidelines para los EEUU aconsejan 45%– 65% de HC.

•    Consumo de HC (NHANES) **

•    Hombres
•    1971- 1974: 42% (aprox 250 g por 2450 kcal/día)
•    1999– 2000: 49% (aprox 330 g por 2600 kcal/día)

•    Mujeres
•    1971– 1974: 45% (aprox 150 g por 1550 kcal/día)
•    1999– 2000: 52% (aprox 230 g por 1900 kcal/día)
______________________________________________________________
ADA, American Diabetes Association; NHANES, National Health and Nutrition Examination Survey
* Derivado de Accurso et al.
NHANES es una serie de estudios efectuados desde 1960 que controla >5000 personas**


12 Puntos de evidencia

Punto 1. La hiperglucemia es la característica principal de la diabetes.

El mayor efecto de la restricción de los HC es disminuir la glucemia
Tanto la diabetes tipo 1 como la tipo 2 son defectos en la respuesta a los alimentos, en especial a los HC. La hiperglucemia asociada es el síntoma más característico, así como la causa de las secuelas, entre ellas los efectos de la insulina y la generación de productos finales de la glucosilación avanzada. El más conocido de éstos, la hemoglobina A1c (HbA1c) se utiliza para el diagnóstico. La regulación de la glucemia es el objetivo terapéutico principal para los pacientes con diabetes tipo 1 y tipo 2. Los HC de la alimentación son los principales determinantes de la glucemia y su restricción genera la mayor reducción de la glucemia posprandial y de las concentraciones de glucosa globales, así como de la HbA1c.
 
Punto 2. Durante la epidemia de obesidad y diabetes tipo 2, los aumentos en las calorías se debieron casi totalmente al aumento de los HC.

Datos de los NHANES indican que los mayores contribuyentes al exceso de calorías en los EEUU entre 1974 y 2000 son los HC. Entre el inicio y la finalización de los estudios NHANES , los HC en la alimentación aumentaron en los hombres del 42% al 49% de las calorías. Para las mujeres, los HC aumentaron del 45% al 52%. La cantidad absoluta de grasa durante ese período disminuyó para los hombres y sólo aumentó ligeramente para las mujeres.

Estas mediciones epidemiológicas están avaladas por mecanismos bioquímicos. La estimulación continua de la producción de insulina puede generar un estado anabólico que favorece más la síntesis de triglicéridos (TG) que la lipólisis y la generación de lipoproteínas ricas en TG. Además, la acumulación de grasa en el hígado y secundariamente en el páncreas, crea ciclos que se autorefuerzan, que se cree que contribuyen al inicio de la diabetes tipo 2.

El hígado graso produce alteración del metabolismo de la glucemia en ayunas y aumento de la exportación de lipoproteínas de muy baja densidad (LDL)-TG, que a su vez aumenta la llegada de grasa a todos los tejidos, entre ellos a los islotes pancreáticos que producen insulina. Estos ciclos hepáticos y pancreáticos van disminuyendo continuamente la función de las células β.

El programa transcripcional de lipogénesis hepática se activa directa e indirectamente por el consumo de HC. La proteína de unión al elemento regulador del esterol y la proteína de unión al elemento que responde a los HC son importantes reguladores transcripcionales que se activan por la señal de HC para estimular nueva lipogénesis hepática. Ésta a su vez causa esteatosis hepática, que se relaciona estrechamente con el inicio de obesidad, resistencia a la insulina y diabetes tipo 2.

Punto 3. No es necesario adelgazar para obtener los beneficios de la restricción de HC.

Como ya se mencionó, las dietas bajas en HC en general tienen mejores resultados que las dietas explícitamente hipocalóricas, pero como estos estudios son frecuentemente hipocalóricos por diseño o debido a la reducción espontánea de la ingesta, no siempre es posible excluir el efecto directo de la restricción calórica.

Esta es una consideración importante ya que está bien establecido que los síntomas de la diabetes tipo 2 mejoran con el adelgazamiento. Muchas personas con diabetes tipo 2, sin embargo, no tienen sobrepeso y, a la inversa, muchas personas con sobrepeso nunca padecen diabetes tipo 2. Las personas con diabetes tipo 1 generalmente no tienen sobrepeso. Además, varias líneas de investigación avalan la idea de que no es necesario adelgazar para poder regular la glucemia y otros síntomas de la diabetes.
Una serie de experimentos bien diseñados demostró mejoría de la glucemia y de los parámetros hormonales y lipídicos en condiciones donde se mantuvo a los pacientes con peso constante. El nivel más eficaz de HC fue el 20%, que fue el nivel más bajo de HC estudiado, aunque quizás un nivel menor podría haber sido más eficaz.
 
Punto 4. Aunque no es necesario adelgazar para obtener beneficios, ninguna intervención es mejor que la restricción de HC para bajar de peso.

Este punto subraya que las dietas bajas en HC proporcionan beneficios aún cuando no haya descenso de peso. No obstante, estas dietas siempre tienen mucho mejores resultados quelas dietas hipograsas y esto se mostró en varios estudios aleatorizados.
Las dietas hipograsas tuvieron muy poco resultado a largo plazo para el adelgazamiento de personas no diabéticas. La Women’s Health Initiative (WHI) es el ejemplo más reciente. En el estudio, con 48000 mujeres posmenopáusicas, se examinaron los resultados de la dieta en relación con la conducta alimentaria habitual. El grupo con dieta hipograsa consumió una dieta con 20% de grasas, rica en frutas, verduras y granos. Logró sólo un modesto descenso de peso (promedio 2,2 kg) durante el primer año. Al término de la intervención, todas habían recuperado ese peso. Una editorial del JAMA afirmó que la dieta hipograsa había sido un fracaso en los EEUU. Tampoco hubo ningún beneficio para la prevención de la diabetes o la enfermedad cardiovascular.
 
Punto 5. La observancia de las dietas bajas en HC en personas con diabetes tipo 2 es por lo menos tan buena como la observancia de cualquier otra intervención dietética y con frecuencia es significativamente mayor.

La observancia de las dietas bajas en HC, medida en estudios clínicos, habitualmente es igual o mejor que la de otras dietas con la misma cantidad de calorías y es comparable con la de muchas intervenciones farmacológicas. En 19 estudios en los que comparó la cantidad de personas que efectuaron su dieta completa entre los que tenían restricción de HC y los que tenían restricción de grasas se observaron conductas semejantes para ambos grupos. Los resultados positivos se atribuyen al efecto de la restricción de HC sobre la saciedad y la supresión del apetito. Las proteínas y las grasas inducen saciedad y disminuyen las oscilaciones de la glucemia que inducen el hambre. Además, los pacientes que recibieron insulina o secretagogos de la insulina pueden disminuir sus dosis con las dietas bajas en HC.
 
Punto 6. Remplazar los HC por proteínas generalmente es beneficioso

Numerosos estudios aleatorizados, controlados, examinaron las dietas con más proteínas y menos HC en relación con las dietas hipograsas, y varias revisiones sistemáticas y metanálisis hallaron que estas dietas tienen efecto más favorable sobre el adelgazamiento, la composición corporal, el índice metabólico en reposo y el riesgo cardiovascular que las dietas bajas en grasas.
Diversos estudios llegaron a la conclusión de que las dietas con proteínas altas e HC bajos son favorables para la masa y la composición corporal independientemente del consumo de calorías, lo que en parte apoya la supuesta ventaja metabólica de estas dietas.
 
Punto 7. La grasa total y la grasa saturada de la alimentación no tienen relación con el riesgo de enfermedad cardiovascular

Se efectuaron varios grandes estudios desde que se formuló la llamada hipótesis dieta-corazón a mediados del siglo XX. Ni el estudio Framingham original ni el WHI, así como tampoco más de una docena de otras investigaciones pudieron mostrar una asociación entre los lípidos de la alimentación y el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV).

Se estudiaron los resultados conjuntos de 11 grandes estudios de cohortes de seguimiento del reemplazo de los ácidos grasos saturados (AGS) por ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) o por HC. Las conclusiones son convincentes. Casi todos los estudios muestran que el reemplazo de los AGS por HC o AGPI no tuvo efecto.
 
Punto 8. Los ácidos grasos saturados del plasma son controlados más por los HC que por los lípidos de la alimentación.

A pesar de que no se pudo determinar el verdadero riesgo en el punto 8, una barrera significativa a la implementación de la restricción de HC como tratamiento para la diabetes sigue siendo el temor tradicional del efecto sobre la lipidemia y la tendencia de los AGS de la alimentación a aumentar la colesterolemia. Esta preocupación surge de la idea de que debido a que los AGS aumentan el colesterol y que la colesterolemia se asocia con ECV, se presume que los AGS causarían cardiopatía. La falacia es que los datos son estadísticos.

Faltaría demostrar que aquellos cuyo colesterol aumentó por los AGS son los mismos cuyo colesterol era un factor pronóstico de ECV. Es decir que es necesario mostrar un efecto directo de los AGS alimentarios sobre la ECV. El punto anterior resaltó que esto ha sido imposible. Los AGS de la alimentación no tienen relación con la ECV. Por otro lado, los AGS del plasma se asocian con aumento del riesgo de ECV y resistencia a la insulina.

Los SFA plasmáticos no se relacionan con la grasa saturada de la alimentación, sino dependen más de los HC. El aumento de los AGS surge del aumento de la producción de lipoproteínas que contienen TG, la disminución de su eliminación y el efecto de los HC alimentarios en la nueva síntesis de ácidos grasos. En un estudio se trató a 40 pacientes con síndrome metabólico con dieta hipograsa o DCMBHC. El grupo DCMBHC mostró disminución de los valores plasmáticos de AGS en relación con el grupo con dieta hipograsa, a pesar de haber consumido tres veces más grasas saturadas que el grupo con dieta hipograsa.

En algunos estudios se extrapolaron datos de roedores a los seres humanos, y esto puede crear confusión, ya que en este tema no se observan los mismos resultados en unos y en otros.
 
Punto 9. El mejor factor pronóstico de complicaciones microvasculares y, en menor grado macrovasculares en pacientes con diabetes tipo 2 es la normalización de la glucemia (HbA1c).

Los resultados del punto 7, (que los AGS alimentarios no se relacionan con la ECV), no incluyeron específicamente pacientes con diabetes. Se sabe que los pacientes con diabetes tipo 1 o tipo2 tienen mayor riesgo de ECV. El United Kingdom Prospective Diabetes Study (UKPDS) estudió la incidencia de complicaciones microvasculares o macrovasculares en 5102 pacientes con diabetes tipo 2 de diagnóstico reciente en 23 centros del Reino Unido (RU) entre 1977 y 1991. El estudio halló que la variable clave fue la HbA1c. A medida que ésta aumentaba, aumentaban los episodios de infarto de miocardio (IM) mortales y no mortales.

Se observó que el IM disminuía en un 14% por cada disminución del 1% de la HbA1c.

Se produjo una notable disminución del 37% de los criterios de valoración de riesgo microvascular por cada reducción del 1% de la HbA1c. Es importante considerar que los autores no hallaron umbrales específicos para la glucemia, al igual que en otros estudios. El riesgo pareció aumentar para toda HbA1c mayor del 6%. Los resultados son una clara demostración de que el aumento del riesgo de ECV en personas con diabetes es la misma diabetes, como lo indica la HbA1c.
 
Punto 10. La restricción de HC en la alimentación es el método más eficaz (además de la inanición) para disminuir los TG plasmáticos y aumentar las lipoproteínas de alta densidad.

La restricción de HC es la intervención más eficaz para mejorar el síndrome metabólico. Se efectuó un estudio comparativo entre una dieta con bajo índice glucémico y una dieta rica en cereales en 210 personas con diabetes tipo 2. Los resultados muestran el aumento del 1,7 mg/ dl de la lipoproteína de alta densidad (HD L) para la primera dieta y una disminución de 0,2 mg/dl para la dieta rica en cereales. En comparación con las dietas anteriores, en un estudio con 84 pacientes obesos con diabetes tipo 2, una dieta baja en HC muestra la mayor disminución de los TG, así como el descenso de peso, de la HbA1c y la glucosa y mayor aumento del HDL.

Estos resultados muestran la importancia de la reducción de los HC en la diabetes.

El colesterol total y/o el colesterol LDL son los marcadores lipídicos más empleados para evaluar el riesgo de ECV a pesar de que no son buenos factores pronósticos.

Otros parámetros proporcionan mejor evidencia del riesgo y tienden a mejorar con la restricción de los HC, entre ellos la apolipoproteína (apo) B, el índice colesterol total/HDL y el índice apoB/apoA1.

Si bien siempre se lo evalúa, varios estudios no lograron avalar ninguna conexión entre el descenso del colesterol LDL y la disminución de la mortalidad. Durante los primeros 14 años del estudio Framingham, por cada descenso anual de 1 mg/dl de las cifras de colesterol hubo un 14% de aumento de las muertes cardiovasculares y un 11% de aumento de la mortalidad global. Otros estudios mostraron resultados similares.
 
Punto 11. En los pacientes con diabetes tipo 2 con dietas restringidas en HC es posible reducir y con frecuencia eliminar la medicación. Los pacientes con diabetes tipo 1 en general necesitan menos insulina.

La restricción de los HC en la alimentación, debido a su mayor eficacia para el descenso de la glucemia, frecuentemente logra reducir y a menudo eliminar la medicación en pacientes con diabetes tipo 2. También los pacientes con diabetes tipo1 necesitan menos medicación cuando consumen una dieta baja en HC. En ambos casos, la restricción de HC reduce la cantidad y la gravedad de episodios hiperglucémicos e hipoglucémicos.

La disminución de la medicación junto con la reducción de los síntomas se considera un signo de eficacia. Un estudio demostró disminución de la medicación en pacientes con DCMBHC (20–50 g/d de HC) en relación con una dieta moderada en HC y explícitamente hipocalórica. De 11 pacientes con medicación en la rama DCMBHC que finalizaron el estudio, 5 redujeron o suspendieron un medicamento y 2 suspendieron todos los medicamentos. De los 13 pacientes con dieta con HC moderados, uno solo suspendió un solo medicamento. En otro estudio, 17 de 21 pacientes con diabetes tipo 2 redujeron o suspendieron los medicamentos para la diabetes con la restricción de HC.
 
Punto 12. El descenso intensivo de la glucemia debido a la restricción de HC en la alimentación no tiene efectos secundarios comparables a los efectos del tratamiento farmacológico intensivo.

El estudio ACCORD (Action to Control Cardiovascular Disease in Diabetes) se debió suspender debido a las muertes por ECV. Después de 3,5 años de seguimiento, hubo 257 muertes en el grupo de terapia intensiva y 203 en el grupo de tratamiento estándar (índice de riesgo, 1,22; intervalo de confianza (IC) del 95%, 1,01-1,46; P =0,04). La hipoglucemia que necesitó tratamiento y el aumento de peso >10 kg fueron más frecuentes en el grupo de terapia intensiva (P < 0,001). Los resultados se interpretaron como debidos al descenso intensivo de la glucemia en pacientes de alto riesgo con diabetes tipo 2. El empleo intensivo de medicamentos en pacientes de alto riesgo es una explicación más razonable.

En los datos de un subgrupo de participantes del estudio ACCORD que tenían valores más bajos de HbA1c se puede ver que el objetivo del descenso de la glucemia no produce ningún daño. Estos pacientes no mostraron el mismo riesgo que aquellos con valores mayores.

Se identificaron los riesgos de varios medicamentos recetados para la diabetes. La rosiglitazona está en continuo debate. Se sugirió que era un riesgo significativo para el IM y para la muerte por ECV, esta última de “significación limítrofe.”


Discusión
La necesidad de revaluar las recomendaciones dietéticas para la diabetes surge de lo siguiente:
1. La imposibilidad de detener la epidemia de diabetes con las recomendaciones actuales.
2. El fracaso específico de la dietas hipograsas para mejorar la obesidad, el riesgo cardiovascular o la salud general (puntos 1 y 4).
3. Informes constantes de efectos secundarios de los medicamentos habitualmente recetados para la diabetes, algunos bastante serios (punto 12).
4. Lo más importante, el éxito de las dietas bajas en HC para mejorar la diabetes y el síndrome metabólico, sin efectos colaterales.

Los beneficios de la restricción de HC son inmediatos y bien comprobados. La mayoría de las objeciones provienen de los supuestos peligros de la grasa total o la grasa saturada encarnados en la llamada hipótesis dieta-corazón. Hasta ahora, el éxito clínico o experimental de esta hipótesis ha sido muy limitado. (punto 8).

Está bien establecido que el adelgazamiento, por cualquier método, es beneficioso para las personas con diabetes. Las ventajas de la dieta baja en HC son que, debido a la mayor saciedad, puede no ser necesaria la reducción explícita de las calorías. Para el reemplazo de éstas, tanto las grasas como las proteínas pueden ser beneficiosas (puntos 4 y 6) aunque en la práctica se recomiendan las grasas. Quizás lo más importante sea que si se consumen pocos HC, la glucemia y otros parámetros fisiológicos mejoran aunque no se logre el descenso de peso (punto 3).

Por último, se señala que el empleo de dietas bajas en HC no es un experimento reciente y quizás se aproxime a la alimentación empleada por gran parte de la humanidad durante decenas de miles de años antes del surgimiento de la agricultura.

Los conocimientos actuales indican que la restricción de HC debe ser el tratamiento estándar para la diabetes tipo 2 y el tratamiento complementario para la diabetes tipo 1.

Los 12 puntos de evidencia representan las ideas mejor investigadas sobre la diabetes.

Es improbable que una estrategia alimentaria, al igual que una sola clase de tratamiento farmacológico sean lo mejor para todos por igual. Los pacientes pueden rechazar la medicación o la cirugía, pero es imposible que no se alimenten y la dieta baja en HC es la más razonable para iniciar el tratamiento.

Posibles desventajas de la dieta baja en HC para personas con diabetes
Las dietas bajas en HC generalmente tienen mejor cumplimiento, si bien las personas tienen gustos variados, así como distintas percepciones del riesgo-beneficio.

La otra cara de las ventajas de disminuir la medicación tiene una posible desventaja. Debido a la eficacia de la restricción de HC sobre la glucemia, los pacientes que reciben hipoglucemiantes corren peligro de sufrir hipoglucemia. Se recomienda disminuir la medicación antes de iniciar la dieta baja en HC.


Conclusión y recomendaciones
Esta revisión explicó 12 puntos de evidencias fundamentadas en estudios clínicos y experimentales publicados, así como en la experiencia de los autores. Los puntos están avalados por principios establecidos en química biológica y fisiología y hacen hincapié en que los beneficios son inmediatos y están documentados, mientras que las preocupaciones sobre sus riesgos se basan en conjeturas no demostradas.

Los autores recomiendan que las instituciones sanitarias gubernamentales o privadas organicen audiencias públicas sobre estas cuestiones a fin de quienes investigan acerca de la restricción de HC puedan argumentar a favor de ésta. La discusión abierta con todos los involucrados sería valiosa. La gravedad de la diabetes bien lo merece.

*Traducción y resumen objetivo Dr. Ricardo Ferrería

Tomado de: 
https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=86719
 

miércoles, 4 de diciembre de 2019

"Ha sido un error recomendar la reducción de calorías ingeridas en forma de grasa"

"Ha sido un error recomendar la reducción de calorías ingeridas en forma de grasa"
Entrevista a: Jordi Salas-Salvadó
24 de junio del 2015 
Tras haber participado en el estudio que ha sacudido las recomendaciones dietéticas internacionales para la prevención de la enfermedad cardiovascular, Jordi Salas Salvadó no se conforma.

El catedrático de la Universitat Rovira i Virgili, investigador principal del CIBERobn y reciente Premio Dupont de la Ciencia, impulsa y coordina un trabajo orientado a descubrir el efecto de la pérdida de peso y el ejercicio físico en la prevención de las patologías del sistema circulatorio.

El primer Predimed, coordinado por Ramón Estruch del Hospital Clínic, ha demostrado que la dieta mediterránea tradicional es muy superior a una dieta baja en grasas en la prevención de la enfermedad cardiovascular hasta el punto de haber levantado una cierta polvareda en el ámbito científico…

Durante décadas desde instituciones tan prestigiosas como la American Heart Association se ha recomendado una dieta baja en grasas para prevenir la enfermedad cardiovascular. Lo que demostramos nosotros al comparar este tipo de dieta baja en grasa con la dieta mediterránea tradicional es que esta última, con grasa de calidad como la del aceite de oliva virgen o los frutos secos, reduce en un 30% los infartos de miocardio, embolias cerebrales y las muertes derivadas por enfermedad cardiovascular. De hecho, tuvimos que detener el estudio porque entre los tres grupos estudiados había uno que tenía más muertes por estas causas.

Así que la ética modificó la trayectoria del trabajo…
"La dieta baja en todo tipo de grasas se ha recomendado durante décadas para prevenir el cáncer, la diabetes y la obesidad, enfermedades que han seguido aumentando"…

Así es. Nosotros no sabíamos en qué grupo se estaban produciendo esas muertes, porque era un ensayo ciego, pero los miembros del comité científico asesor externo, formado por expertos de distintas universidades y centros de investigación extranjeros, recomendaron detener el estudio porque no era ético mantener la recomendación nutricional al grupo que estaba registrando mayor mortalidad y privarles de los resultados obtenidos en los otros dos. El grupo que presentaba un 30% más de mortalidad era el que seguía la dieta baja en grasas recomendada por la American Heart Association, que prohíbe las grasas de todo tipo, tanto de origen animal como las de origen vegetal (incluido el aceite de oliva y los frutos secos).

Ese tipo de dieta no solo se recomienda para las enfermedades cardiovasculares, ¿verdad?

La dieta baja en grasa de todo tipo se ha recomendado también durante décadas para prevenir el cáncer, la diabetes y la obesidad, enfermedades que han seguido aumentando. 

¿Cómo se alimentaban los dos grupos del estudio que veían su mortalidad reducida?
Ambos seguían una dieta mediterránea tradicional, con al menos dos raciones diarias de vegetales (verduras y ensalada), de dos a tres frutas al día, tres raciones semanales de legumbres, otras tres de pescado (al menos una de ellas de pescado graso), carnes blancas en lugar de rojas, y utilizando el sofrito como base de la cocina (tomate, cebolla, ajo y aceite de oliva) al menos dos veces por semana. Además, a uno de los dos grupos se le suplementaba con aceite de oliva virgen extra y al otro le dábamos 30 gr. al día de una mezcla de frutos secos (almendras, avellanas y nueces).

¿Y qué hay del azúcar y las harinas refinadas?
Hay que pensar que el patrón dietético ideal es la dieta mediterránea de los años 60 y ni los azúcares, ni las bebidas carbonatadas ni la bollería industrial están dentro del concepto, como tampoco lo están las harinas refinadas, las patatas fritas ni las mantequillas. La ingesta de carnes procesadas como embutidos es muy pobre, y los lácteos típicos son el yogur y algunos quesos de cabra, mientras que la leche y lácteos de vacuno quedan fuera.

¿A dónde quieren llegar con el actual estudio?
"Nadie ha podido demostrar aún que la pérdida de peso mantenida con ejercicio y dieta saludable se traduzca en una reducción de la mortalidad"…
Predimed-Plus surge como una pregunta sobre el anterior trabajo: ya hemos visto los beneficios de la dieta mediterránea sobre la enfermedad cardiovascular, pero ¿qué ocurre si la acompañamos de una restricción calórica y una pérdida de peso mantenida con ejercicio físico? Por extraño que parezca, nadie ha podido demostrar aún que la pérdida de peso mantenida con ejercicio y dieta saludable se traduzca con el tiempo en una reducción de la mortalidad por enfermedad cardiovascular.

Estamos en un momento de medicina basada en la evidencia y no podemos gastar recursos en promover algo que no está demostrado, así que vamos a hacer el seguimiento de 6,000 personas durante 10 años para comprobarlo. La mitad de estas personas seguirá una dieta mediterránea sin restricción calórica, mientras que en el otro grupo intentaremos que pierdan peso con una dieta mediterránea hipocalórica y ejercicio físico mantenido en el tiempo.

Muchos de los alimentos de la dieta mediterránea tradicional tienen efectos antiinflamatorios.
"La reducción del 30% de la enfermedad cardiovascular es equivalente a los resultados conseguidos con estatinas"…
La reducción de la inflamación es uno de los mecanismos por los que muy probablemente la dieta mediterránea protege de la enfermedad cardiovascular, pues contiene micronutrientes como fitoesteroles, antioxidantes y otras moléculas que junto con las grasas monoinsaturadas de origen vegetal pueden explicar la mejoría de la presión arterial y otros factores de riesgo cardiovascular. No hay que perder de vista que la reducción del 30% de la enfermedad cardiovascular es equivalente a los resultados conseguidos con estatinas, los fármacos comúnmente utilizados para reducir el colesterol malo.

¿Cabe esperar nuevos resultados de los efectos de este tipo de alimentación sobre otras enfermedades?
Hemos demostrado que la dieta mediterránea tradicional previene la aparición de la diabetes, así como la arritmia cardiaca, la enfermedad arterial periférica en las piernas y mejora el síndrome metabólico, y en las próximas décadas vamos recabar más datos.

Otro dato importante es que nunca es tarde para cambiar a un estilo de vida saludable: las personas que participaron en el estudio tenían más de 55 años, y hemos visto que modificando la dieta hacia un patrón más sano somos capaces de cambiar la aparición de la enfermedad. Por otra parte, cuando se hace un estudio, no siempre todos los resultados son los que uno esperaba a priori. Por ejemplo, no hemos podido ver efectos positivos sobre la función renal o la osteoporosis con los datos que tenemos, aunque tampoco hemos podido ver efectos negativos.

"No importa tanto la cantidad de grasa como su calidad"…
El concepto de dieta mediterránea parece despertar un cierto patriotismo nutricional.

¿Por qué nos hemos desorientado tanto a la hora de seguirla?

Vivimos corriendo y no pensamos en comer y en cuidarnos. Hace 30 o 40 años, la gente planificaba la compra todos los días y por ejemplo en Cataluña se sabía que los jueves se comía paella, los lunes y miércoles legumbres, cuando no pescado, y existía un equilibrio en la alimentación.

En cambio ahora vamos a comprar una vez por semana, y como muchos alimentos frescos son perecederos, acabamos tirando de cosas menos perecederas. Teniendo en cuenta que una lechuga a los tres días tiene mala pinta y que las legumbres hay que ponerlas en remojo… acabamos comiendo una lata de legumbres con la que ingerimos más sal ya que es necesaria para conservarlas… comemos lo que podemos.

Y en la práctica clínica, ¿se le da a la alimentación el valor que realmente tiene?
A veces es difícil que los descubrimientos científicos lleguen a la práctica habitual, y en este campo hay mucha desinformación y mensajes contradictorios. Tengo estudiantes de nutrición que piensan que las calorías de origen vegetal engordan igual que las de origen animal. Y eliminando el aceite de oliva virgen extra ya hemos visto que también eliminamos sus efectos beneficiosos sobre la salud.

¿Podemos concluir que la grasa debe dejar de ser la pesadilla de los que quieren bajar de peso?
"Lo más fácil es tomar hidratos refinados que promueven el almacenamiento de grasa"…
No importa tanto la cantidad de grasa como su calidad. Durante muchos años se ha extendido a escala internacional el mensaje de que hay que tomar poca grasa, también desde los propios científicos. Al final una persona tiene unas necesidades calóricas, e inconscientemente vamos buscando a lo largo del día las calorías que necesitamos.

¿Y encontramos calorías de peor calidad?
Así es. Si no nos permitimos comer grasa de calidad, como la del pescado graso, los frutos secos o el aceite de oliva virgen, vamos a acabar ingiriendo esas mismas calorías en forma de hidratos de carbono.

Pero esos hidratos difícilmente van a ser legumbres o cereales de grano entero: lo más fácil es que acabemos tomando hidratos refinados como cereales de desayuno, pasta o pan, que hacen subir la glucosa y producen picos de insulina que a su vez promueven el almacenamiento de grasa. Para mí uno de los grandes errores de estos años ha sido la recomendación de reducir las calorías ingeridas en forma de grasa.

Ni siquiera todas las grasas saturadas son iguales, por ejemplo hay bastante evidencia de que la grasa de los yogures protege de la diabetes. Hay que cambiar todo el patrón dietético.

Publicación original: 

domingo, 1 de diciembre de 2019

Nutriología Ortomolecular


La nutriología ortomolecular se enfoca a identificar la deficiencia de micronutrientes (no su carencia) y el exceso de macronutrientes calóricos como generadora de un declive de la salud y de patologías a corto y a largo plazo. Mediante el suministro óptimo de estos nutrientes se restaura el funcionamiento bioquímico del cuerpo y se previenen y se revierten las enfermedades. Consiste pues en potencializar las funciones naturales del organismo humano.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Industria de comida "chatarra" opera como crimen organizado


ONG: Industria de comida "chatarra" opera como crimen organizado en México
EFE México13 mayo 2019
El director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), Juan Martín Pérea, habla durante una conferencia de prensa este lunes en Ciudad de México (México). EFE

La industria de la comida chatarra en México opera como un cartel del crimen organizado pues tiene control territorial, poder económico, participación de las autoridades y existe corrupción, afirmó este lunes un especialista.

Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), señaló que debido a ello se ha logrado que prolifere el ambiente obesogénico en las escuelas.

Este tipo de "comida se ha convertido en uno de los anclajes para que la industria alimentaria pueda ganar dinero", aseveró.

Dijo que, a su parecer, los niños en México se encuentran en un estado de alta vulnerabilidad debido que existe una dinámica cultural que los considera como objetos, lo cual "permite que se normalicen muchas cosas".

En ese sentido, Teresa Shamah, directora adjunta del Centro de Investigación en Evaluación y Encuestas del Instituto Nacional de Salud Pública, señaló que, de acuerdo con un estudio realizado por ellos hasta 2015, 51 % de las escuelas todavía vendían productos de comida chatarra.

Dijo que esto es un problema ya que estos alimentos otorgan cerca del 11 % de las calorías totales que un niño debe consumir diariamente.

Del mismo modo, señaló que, aunque muchos menores desayunan en casa, debido a la alta disponibilidad de alimentos considerados "chatarra" vuelven a desayunar en la escuela y pueden llegar a consumir, en promedio, hasta 400 calorías en el desayuno.
"Lo que daña a la salud debe estar fuera de las escuelas y de los entornos de los niños. Ellos son nuestro futuro", opinó.

La especialista aseveró que esto ha incidido en el aumento de las cifras de sobrepeso y/o obesidad pues se estima que 5,5 millones de niños mexicanos en edad escolar padecen alguna de ellas.

Señaló que de 2012 a 2016, este problema aumentó en casi 10 puntos porcentuales en zonas rurales y entre los principales factores se encuentra el sedentarismo, el estrés, los desórdenes del sueño y la alimentación.

Recordó que, aunque existe legislación respecto a la comida chatarra, el mayor problema que se tiene en México es que no se cumple, por lo que el mayor reto es primero hacer cumplir la ley y luego que se convierta en una política pública permanente.

Por su parte, Enrique Jacoby, exasesor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), señaló que es urgente alejar este tipo de comida de las escuelas pues que eso es "como tener drogas al alcance de los niños".

Señaló que la industria de alimentos chatarra está peleada con los paladares de los niños desde la lactancia materna y "eso impacta para el resto de la vida".
Señaló que aunque es responsabilidad de los padres la educación en cuanto a la alimentación, el ambiente escolar es muy importante "por lo que hay que hacer un esfuerzo particular en esta área".

Ante este panorama, la organización El Poder del Consumidor y la Redim presentaron la campaña "Exijamos escuelas 100 % libres de comida chatarra", la cual tiene recomendaciones para crear escuelas saludables.

Entre ellas se busca incentivar el consumo de alimentos naturales y tradicionales, no vender alimentos ultraprocesados, ni refrescos y bebidas azucaradas y proveer agua de calidad para beber.

Además de crear un Comité de Establecimiento de Consumo Escolar y no permitir la publicidad de comida chatarra en las escuelas ni su venta dentro ni fuera de las mismas.

Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, destacó también la importancia de la participación activa de madres y padres de familia, comités y escolares en la vigilancia de la regulación.

Tomado de:  


jueves, 14 de noviembre de 2019

Testimonio a favor del libre acceso a los complementos alimenticios

Testimonio a favor del libre acceso a los complementos alimenticios ante el House Government Reform Committe  
Ofrecido por el congresista Peter DeFazio
El 21 de marzo de 2001

Señor Presidente, nos complace tener la oportunidad de intervenir para proteger a los consumidores frente a regulaciones legales que atentan contra la disponibilidad de complementos alimenticios.
La audiencia de hoy no es más que el último ejemplo del papel fundamental que usted ha desempeñado en esta importante cuestión.

Durante la última década, el pueblo estadounidense ha puesto de manifiesto que no desea que el Gobierno limite su acceso a los complementos alimenticios. En 1994, ante el deseo del pueblo estadounidense de lograr un mayor acceso a la verdad sobre las ventajas de los complementos alimenticios, el Congreso reaccionó ratificando el “Dietary Supplement Health and Education Act” de1984 (DSHEA), que liberalizaba las disposiciones legales relativas a los complementos alimenticios. En los despachos del Congreso se alcanzó una cifra récord de comentarios a favor del DSHEA.

A pesar del DSHEA, los funcionarios de la Food and Drug Administration (FDA/ Organismo estadounidense para el Control de Alimentos y Medicamentos) siguieron tratando de ocultar al pueblo estadounidense las ventajas de los complementos alimenticios. Sin embargo, en el caso Pearson contra Shalala, 154 F.3d 650 (DC Cir. 1999), el Tribunal de Apelación de los Estados Unidos ratificó el derecho de los consumidores a la libertad de palabra para saber en qué medida el uso de complementos alimenticios puede resultar útil para su salud, sin innecesarias injerencias de la FDA. La FDA se vio obligada a revisar sus regulaciones para cumplir con la sentencia del caso Pearson. No obstante, los miembros del Congreso tuvieron que intervenir varias veces para garantizar que la FDA respetaba la disposición judicial. Resulta evidente que el Congreso tendrá que seguir observando el comportamiento de la FDA en este ámbito.
La libertad de los consumidores para utilizar o incluso recibir información verídica sobre los complementos alimenticios podría verse amenazada por la participación de los Estados Unidos en la Comisión del Codex Alimentarius (Codex). El Codex Alimentarius forma parte de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (Consejo Mundial de la Alimentación) de las Naciones Unidas y del Programa de normativas sobre alimentos de la Organización Mundial de la Salud y trabaja basándose en la autorización que le concede el Sanitary Phytosanitary Agreement (acuerdo sobre la aplicación de medidas sanitarias y fitosanitarias) y el Technical Barriers to Trade Agreement (acuerdo sobre los obstáculos técnicos al comercio).
 
El Codex Alimentarius es el vehículo del que se sirve la Organización Mundial del Comercio (OMC) para “armonizar” (es decir, hacer coincidir) las legislaciones en materia de alimentos y seguridad de los países miembros de la OMC. En la actualidad, la Comisión del Codex Alimentarius elabora, con la participación del Organismo estadounidense para el Control de Alimentos y Medicamentos (FDA), una directiva sobre las regulaciones adecuadas en materia de complementos alimenticios. Nos preocupa que el resultado final de este proceso obligue a los Estados Unidos a adoptar para los complementos alimenticios las mismas regulaciones estrictas habituales en algunos países europeos como Alemania, donde un consumidor ni siquiera puede echar un vistazo a un frasco de estos productos sin el consentimiento de un farmacéutico. Con su participación en este proceso, la FDA ignora la voluntad del Congreso, expresada en el DSHEA y en la ley de modernización de la FDA de 1997, que prohibe claramente a la FDA participar en procesos de armonización, desdeñando así también la voluntad del pueblo americano.
 
Aún cuando la Comisión del Codex Alimentarius no tiene competencia alguna para obligar a los estadounidenses a adoptar unas regulaciones estrictas en materia de complementos alimenticios, nos preocupa que, en su calidad de miembro de la OMC, los Estados Unidos puedan verse obligados a adoptar las normas del Codex. Según un informe del Congressional Research Service (servicio de asistencia parlamentaria del Congreso de los Estados Unidos) de agosto de 1999 “como miembro de la OMC, los Estados Unidos se comprometen a comportarse de acuerdo con la normativa de esta organización multilateral. Los Estados Unidos están obligados legalmente a garantizar que sus leyes nacionales no entren en conflicto con la normativa de la OMC” (sic). Así, el Congreso podría tener la obligación legal de modificar una vez más las leyes y disposiciones estadounidenses para que concuerden con las normas de la OMC. 

En caso de que el Congreso rechazara la “armonización” de las leyes estadounidenses conforme a las estrictas directivas del Codex/OMC, se podría organizar una “comisión de arbitraje” para determinar si las prácticas comerciales de nuestro país resultan desleales, por la negativa a “armonizar” nuestra normativa con la del resto del mundo. Si se produjera un conflicto comercial de este tipo, la balanza se inclinaría a favor de los países que se atienen a los estándares del Codex, ya que las normas de la OMC parten de la suposición de que un país que adopta los estándares del Codex no establece obstáculos comerciales ilícitos. Por tanto, si el Congreso no armonizase nuestras leyes con las del resto de los países de la OMC, sería bastante probable que los Estados Unidos perdieran en un conflicto con un país que hubiera adoptado los estándares del Codex y sufrieran elevadas sanciones. Puede que la armonización tenga sus ventajas para las grandes empresas y los burócratas internacionales que controlan la OMC, pero resultaría catastrófica para los consumidores estadounidenses de complementos alimenticios. 

Para terminar queremos dar las gracias de nuevo al Presidente Burton por haber celebrado esta audiencia, por sus esfuerzos por proteger a los consumidores americanos de complementos alimenticios y por la oportunidad de expresar nuestra preocupación por la amenaza que el proceso entablado por la OMC y el Codex Alimentarius supone para los consumidores estadounidenses. Así mismo, queremos expresar nuestra esperanza en que el Congreso tratará de proteger a los consumidores estadounidenses frente a una excesiva regulación de los complementos alimenticios, ya sea impuesta por la FDA o a través de la puerta trasera de una organización internacional como la OMC.
 
Advertencia: esta página es un extracto de la página web del congresista de los Estados Unidos Peter DeFazio, cuarto distrito, Oregón.
http://www.house.gov/defazio/

lunes, 11 de noviembre de 2019

Errores, mentiras, mitos y falacias sobre nutrición y salud

Errores, mentiras, mitos y falacias sobre nutrición y salud
Por: Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña
La obesidad y la diabetes son una plaga que crece imparable junto con diversos efectos negativos sobre la salud. Las campañas y acciones para combatir el sobrepeso, la obesidad y la diabetes, que se han lanzado por todo el mundo han resultado infructuosas. Combatir el sobrepeso y prevenir la diabetes, se ha convertido en una pesadilla interminable y sin resultados. ¿Qué estamos haciendo mal? ¿En qué nos estamos equivocando? 

Comida chatarra en un supermercado
En estos momentos, hasta para un experto en nutrición y dietética, es muy difícil distinguir entre las verdades y  los errores, las mentiras, los mitos y las falacias con que nos han bombardeado, durante más de 70 años. Y más cuando éstas son sostenidas y respaldadas por la medicina alópata y la nutriología convencional mediante la fuerza de su asociaciones y de su influencia en los ministerios de salud de los gobiernos, las organizaciones internaciones y los institutos de educación y las universidades.

Sofismas sin fundamento, sin pruebas científicas que los avalen, se elevan a un nivel de dogma de fe, que todo mundo debe creer y aceptar sin discutir, puesto que a quien no lo hace, se le ridiculiza, se le desacredita y en algunos casos hasta se le criminaliza.

Esas mentiras y errores que tanto daño han causado a la salud humana en un lapso de casi 100 años, han sido impuestos como verdades absolutas por los lobbies de la industria agroquímica, ganadera, de la industria de los alimentos industrializados elaborados con ingredientes refinados, de los alimentos chatarra; y de la industria médico hospitalaria cuyos principales accionistas son grandes y poderosas corporaciones anónimas financieras y bancarias, que extienden sus tentáculos de control en los órganos legislativos influyendo fuertemente en las decisiones de los gobiernos.

De estos errores, mentiras, mitos y falacias escribiré una serie de pequeños artículos con la finalidad de debatir, rebatir y desenmascarar su falsedad y evidenciar el daño que ocasionan a la salud de las poblaciones de todo el mundo. 
A continuación menciono de manera sintética, algunos de esos graves errores y luego en los escritos posteriores me extenderé debatiendo con argumentos, con evidencias científicas, datos epidemiológicos y estadísticos demostrando la falsedad de los dogmas imperantes (y digo que solo algunos, porque se necesitaría escribir varios libros para mencionarlos, describirlos  y debatirlos todos):

Caso sobre las causas de la obesidad. La obesidad y la diabetes son ocasionadas por la resistencia a la insulina. La resistencia a la insulina causa hiperinsulinemia, incremento de peso, y diversas disfunciones metabólicas hasta desarrollar diabetes. Según esta teoría, la obesidad y la diabetes tienen un componente primordialmente genético que en combinación de una ingesta excesiva de calorías y grasas causan sobrepeso, obesidad, diabetes y las consecuentes complicaciones. Bajo esta perspectiva, la solución es reducir la la ingesta de calorías y de grasas e incrementar el gasto calórico con ejercicio. Según sus defensores, la epidemia de diabetes se ha incrementado porque la gente es irresponsable y no reduce sus calorías y porque es perezosa y no hace ejercicio. Esta errónea creencia ha producido una grave confusión y devastación en la salud humana durante los últimos 70 años.

Caso sobre los ácidos grasos trans. Los ácidos grasos trans son ácidos grasos poliinsaturados industrialmente hidrogenados (saturados) por lo que al erradicar de la alimentación los aceites sometidos a un proceso de hidrogenación se eliminan los peligrosos ácidos grasos trans. Esta falsa creencia ha conducido a declarar a lugares como New York, como ciudades libres de ácidos grasos trans. Lo cual es una falsedad que ha hecho creer al consumidor que se ha librado de los ácidos grasos trans y sus graves repercusiones en la salud, y hace que se sigan consumiendo, sin darse cuenta, deteriorando con ello gravemente su salud.

Caso sobre el jarabe de maíz ¿alto en fructosa. Durante los últimos 15 años ha habido en Estados Unidos una campaña para responsabilizar al jarabe de maíz “alto en fructosa” como la causa principal de la resistencia a la insulina, de la obesidad, de la diabetes y de otros problemas de salud. Liberando de esa responsabilidad al azúcar blanco (azúcar refinado de caña). En los últimos días esa campaña se ha acentuado en México, dirigida por la Cofepris, por la Procuraduría del Consumidos y algunas organizaciones sociales. Este error ha hecho creer a la gente que consumir azúcar blanca es más saludable o menos nocivo que el consumir miel de maíz “alta en fructosa”. Siendo ésta una trampa que hace que el consumidor siga consumiendo azúcar de caña, afectando gravemente su salud, engordando y enfermando.

Caso sobre la sal. Se ha responsabilizado al consumo de sal como una de las principales causas de hipertensión y de enfermedad cardiovascular. Eso ha dado pie a que en diversos países se prohíba colocar en las mesas de los restaurantes saleros para que solamente cuando el cliente lo solicite se le proporcione un salero. En México, esa medida se implantó hace unos 10 años con un resultado nulo, pues no ha disminuido la incidencia de hipertensión y de la enfermedad cardiovascular. Sin embargo se olvida que durante miles de años se ha utilizado la sal para conservar alimentos y para sazonarlos y que en ese lapso de tiempo la enfermedad cardiovascular era prácticamente desconocida, por que los casos eran casi inexistentes. Habría que explicar la diferencia entre la sal industrializada y refinada y la sal natural de mar o de minas de diversas regiones del mundo.

Caso sobre la leche y los lácteos. En los últimos años se han escrito innumerables artículos y libros, y se han impartido numerosas conferencias en congresos de salud y nutrición que responsabilizan al consumo de leche y de lácteos de diversos problemas de salud. Sin embargo se olvida, que en diversas regiones del mundo, en países árabes, europeos en la región del Cáucaso, se ha consumido leche y lácteos durante miles de años y durante la mayor parte de ese tiempo, la gente fue extremadamente sana. Ahora desde luego habría que explicar la diferencia entre la leche y los lácteos utilizados en esos países y regiones durante miles de años y la leche producida en Estados Unidos con los métodos modernos.

Caso sobre la carne roja. Durante cientos de miles de años hasta hace diez mil años que se transito del paleolítico el neolítico, el hombre fue nómada, recolector y cazador. Especialmente en la edad del hielo si el hombre no hubiera comida carne de caza no hubiera podido subsistir, evolucionar y llegar a ser lo que es hasta hoy. El hombre del paleolítico era más alto, más fuerte y más esbelto que el hombre del neolítico. Se sabe que comía tallos, raíces, huevos, algunas frutas, pescados y moluscos, pero principalmente carne de casa. Su promedio de vida era muy bajo, pero no por enfermedades, sino por la exposición a las inclemencias del tiempo, por accidentes durante la caza, y por muertes producidas en acciones belicosas con rivales. Pero quienes tenían la fortuna de sobrevivir a todo eso y alcanzar una edad avanzada, lo hacían con salud, con vitalidad y libres de enfermedades. Habría que analizar la diferencia entre la carne de caza de animales silvestres y salvajes y la carne de los animales criados y engordados con los métodos ganaderos modernos.

Sobre la publicidad de la comida chatarra. Según este planteamiento, la publicidad de la comida chatarra, sobre todo dirigida a los niños es lo que engorda y enferma a la gente. Por lo tanto, la solución es prohibir la publicidad de la comida chatarra, principalmente la dirigida a los niños y en las horas estelares. Esta medida evitaría que la gente comida comida refinada y tóxica. Sin embargo, obviamente no es la publicad lo que engorda y enferma, sino la comida falsa elaborada con ingredientes refinados y aditivos tóxicos. Pero los gobiernos tanto los neoliberales (mercantilistas o defensores del capitalismo salvaje) como los “progresistas” (neosocialistas y populistas que se dicen entineoliberales) solo abordan tímidamente la problemática de la producción de comida chatarra, porque no se atreven a afectar los poderosos intereses de la industria alimentaria.

Sobre las etiquetas de los alimentos. Este planeamiento se ha enfocado a forzar a la industria alimentaria a modificar las etiquetas de los alimentos advirtiendo al consumir sobre los altos contenidos de calorías, de azúcar, de grasas y de sal. Hace algunos días en México se aprobó una nueva ley que obliga a los industriales de los alimentos a etiquetar sus productos con dichas advertencias, lo cual de anuncio con bombos y platillos por parte de la organización “El Poder del Consumidor” y de algunos legisladores, alegando que con este cambio se combatirá eficazmente la epidemia de obesidad, sobrepeso y otras enfermedades relacionadas a la mala alimentación. Pusieron de ejemplo a la República de Chile en donde hace algunos años se hizo algo similar y supuestamente se obtuvo un gran éxito en el combate a las epidemias del siglo XXI. Pero eso no es cierto, la gente no le y no les hace caso a las etiquetas y la epidemia de obesidad y diabetes se ha continuado incrementando en Chile de manera implacable.

También abordaré otras creencias erróneas sobre los casos de:
Los huevos.
El aceite de oliva.
El aceite de semillas de uvas y otros aceites poliinsaturados.
Los alimentos transgénicos.
Los complementos nutritivos.
Las plantas medicinales.

Dr. Matthias, Rath Vitamina C, Lisina Cáncer

Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña

Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña
Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña

Directorio Verde de GreenPece Mexico



Es momento de unirnos como mexicanos y rescatar lo bueno de nuestra gente y nuestra tierra. Sí, hay muchas cosas malas en el mundo pero también hay personas haciendo un esfuerzo por recuperar las cosas que nos hacen grandes.

Entre estas cosas maravillosas que tiene nuestro México está la agricultura ecológica y sustentable, esa que cuida nuestros recursos y le da vida digna a las personas que trabajan nuestra tierra. Por eso es importante apoyar a esas personas y empresas que buscan hacer la diferencia. Estar conscientes de que sí tenemos opciones, de que sí hay forma de hacer las cosas de otra manera nos hará tener esperanza de que un planeta sano es posible.

Hoy te invitamos a revisar el Directorio Verde, un trabajo realizado con el esfuerzo de nuestros voluntarios de toda la República Mexicana, que compila aquellos negocios que comprobaron la venta de productos ecológicos y responsables con el planeta. De seguro encuentras un lugar en tu ciudad. Si lo visitas, puedes contarnos cómo fue tu experencia.

Descarga el Directorio Verde

¡Es momento de promover lo bueno!

mexicano.jpg

Seguiremos apostándole a la Comida sana, Tierra sana.

Gracias por leer.